SIESTA BAJO EL SOL

Los Andes - 0
San Telmo - 0

Era un partido clave por la permanencia. Terminó siendo un aburrimiento total. El Candombero se aferró al punto ante un rival que nunca supo aprovechar la tenencia de la pelota.

San Telmo nunca propuso. Los Andes no supo proponer. No por nada ambos equipos están luchando para evitar caer en zona de promoción. De todas formas, casi ni mostraron la necesidad y ambición de querer escaparle a esa condición. Fue un partido muy pobre, ante un intenso calor, donde el arco del local estuvo de más y en el que sólo Evangelisti y la defensa candombera tuvieron algo de participación, dando claras muestras de la estrategia que paró Besada en cancha: netamente conservadora.
Más allá de haber sido locales ante Estudiantes, resulta extraño observar como ante uno de los líderes del torneo San Telmo tuvo momentos de dominio absoluto y con muchas opciones de peligro, contrariamente a este encuentro en el que ni siquiera se aproximó al arco del rival, más flojo que el Pincha de Caseros, en los 90 minutos. Es cierto, cada partido es distinto y el contexto y las necesidades se van adaptando a medida que cada uno de ellos pasan, pero rasqueteando puntito por puntito, más allá de que suman, las victorias de vez en cuando se necesitan. Fueron apenas un par de buenas intenciones en el comienzo, con un Solferino activo, aunque la línea delantera estaba muy apartada del resto en un campo de juego enorme en el que Telmo nunca se pudo repartir adecuadamente. Del otro lado, Evangelisti justificaba su presencia descolgando centros peligrosos y tapando en dos tiempos la más clara de la primera parte cuando Leo Romero, el más peligroso de Lomas, conectó un centro en las puertas del área chica.
Parado totalmente de contra, el elenco de Besada se jugaba a encontrar la velocidad de Roa Gimenez y el oportunismo de Cipriani. Nada de eso pasó. San Telmo regaló pelota y terreno a un equipo claramente limitado, que nunca encontró las ideas y el momento justo para lastimar. Seevald fue la figura, cerrando su costado y sacando todo lo que parecía peligroso. Las replicas candomberas nunca llegaron, ni siquiera con los ingresos de Santúa y Viotti. El punto era el gran objetivo y los puños cerrados de Besada, cuando el árbitro Meineri pitó el final, fueron la muestra de que se consiguió lo que se fue a buscar.
Quedó la sensación y la intriga de que podría haber pasado si Telmo, al menos en algún momento del match, iba a buscar la victoria. Será una espina que quedará clavada, esperando que se cure con una victoria en el próximo partido.