COMBO FATAL

San Telmo - 0
Italiano - 1

El Candombero perdió una vez más, quedó en promoción por primera vez en la temporada y sufrió la reacción desmedida de su público que no dejó finalizar el partido. Todo en contra para el equipo de Besada.

Nada podía salir peor en uno de los partidos más importantes en lo que va del campeonato. Era sin dudas una de esas "finales" que, a pesar de llegar mal y con una racha negativa, debía jugarse como si nada hubiera pasado en el medio y haciendo un borrón de todo lo previo para pegar el zarpazo. Nada de eso paso, ya que Telmo no salió a jugarlo de esa manera, quedó con diez rápidamente por la infantil expulsión de Santúa (otra más) y a pesar de que se las rebuscó para seguir prolijo y ordenado, no generó peligro y terminó cayendo ante un rival paciente que espero su momento para noquear. La gente pidió más actitud con la derrota casi consumada, pero se le fue la mano y terminó haciendo que el partido deba suspenderse por la rotura del parapelotas de uno de los alambrados del campo de juego. No iba a cambiar mucho en los minutos que restaban jugarse. De todas maneras, y aunque la reacción de los simpatizantes era previsible y esperada, se les fue la mano a los hinchas que provocaron los desmanes sabiendo que el Osvaldo Baletto siempre va a estar en el ojo de la tormenta luego de su habilitación.
Nuevamente suceden cosas dentro y fuera de la cancha que nos alejan la posibilidad de analizar y digerir la derrota con una visión optimista. Otra expulsión vinculada a la falta de profesionalismo, la carencia de juego y los hechos del final del partido dan cuenta de lo grave que es el presente candombero. Italiano, sin dudas el rival más directo en la lucha por evitar la promoción, pareció abstraerse de todo ese clima que se vivía con su rival y jugó su partido. No brilló no mucho menos, pero estuvo ordenando los 90 minutos y dejó en los pies de Britos y Verón, sus jugadores más claros, la responsabilidad de hacer pasar sustos al fondo santelmista. El gol de Rami llegó por una desconcentración, nuevamente, en una pelota parada. Quedaba tiempo para dar vuelta la historia en resultado y rendimiento, pero la cuestión estaba sentenciada y la impotencia e ira se apoderó de todos, incluso de la gente que reaccionó como ya desarrollamos en la nota.
Uno piensa que esta pesadilla debería acabarse en cualquier momento. La receta para escaparle no la tenemos nosotros ni parecen tenerla tampoco los jugadores el cuerpo técnico. No se transmite seguridad ni la convicción que este equipo supo tener en algún pasaje del torneo. Es cierto, quedan las fechas suficientes para que todo termine con una sonrisa, pero los antecedentes y este presente no arrojan las mejores expectativas. Esperemos torcer el rumbo, desde aquí todo nuestro apoyo y fuerzas al equipo para afrontar todo lo que viene en adelante.